El pasado 20 de diciembre muere el cardenal Bernard Law, a los 86 años, considerado encubridor de curas pederastas cuando era arzobispo de Boston, Estados Unidos, entre los años 1984 y 2002. Año en que se ve obligado a renunciar y refugiarse hasta su muerte en Roma.
Las investigaciones del periódico Boston Globe, entre 1999 y 2002, fueron el detonante de una de las mayores crisis que ha sufrido la Iglesia en toda su milenaria historia.
Los pormenores volvieron a ser actualidad con la película 'Spotlight' (2015), ganadora del óscar, que narra la investigación periodística que destapó el caso.
Y constituye todo un ejemplo inspirador del periodismo de investigación.
El caso puso de relieve, el encubrimiento institucional a pederastas, bajo un modus operandi, que protegía a los curas, cambiándolos de parroquia e intimidando a las familias de las víctimas, silenciando las aberraciones clericales.
El caso adquirió tal dimensión que en EUA y en todo el mundo empezaron a salir a la luz pública, sucesos dramáticos de abusos sexuales por parte del clero católico.
Irlanda, Australia, Italia, Bélgica, Chile, Brasil, Argentina y México con el padre Marcial Maciel, entre muchos otros países.
Tan solo en Estados Unidos entre indemnizaciones y acuerdos monetarios, la Iglesia ha erogado más de 6 mil millones de dólares.
En otros países como Irlanda y recientemente Australia la pederastia clerical se ha convertido en serias crisis políticas pues autoridades, políticos y medios de comunicación se sumaron a encubrimientos.
Dicha crisis planetaria provocó profundas fisuras en el Vaticano, que en el límite, desemboca en la renuncia del Papa Benedicto XVI en 2013.
El grupo del cardenal Angelo Sodano, vector wojtyliano, diagnosticaba una conjura internacional para dañar a la Iglesia.
Por tanto la iglesia debería cerrar filas, estar unida y repeler los ataques.
Por otra parte el Papa Ratzinger sostenía reconocer la gravedad de los casos y tomar medidas correctivas al interior de la Iglesia.
Este desorden que privó en el Vaticano puso en evidencia el desgaste del consenso conservador que había colocado a Benedicto XVI en la silla pontifical en 2005.
Ahora todo es historia, se desata una guerra interna entre la curia, filtraciones de comprometedores documentos, llamada Vatileaks y luchas por privilegios y dineros.
Todo ello, desata la renuncia del papa alemán y la asunción de Francisco quien hasta ahora sostiene una sorda lucha con la burocracia curial.
Bernard Law fue el epicentro de la mayor crisis de legitimidad moral y pérdida de autoridad moral de la Iglesia católica contemporánea.