La promesa del presidente estadunidense Donald Trump de reducir los impuestos a las empresas desató un debate en todo el Pacífico sobre los gravámenes y tarifas que aplica China a las empresas y si esto podría provocar que el gigante de fabricación sea poco competitivo en el mediano plazo.
La atención se produce en medio de una reforma de las estructuras fiscales del país que por el momento aumentan el déficit presupuestario de la nación. A largo plazo, se diseñó para canalizar más ingresos fiscales a los gobiernos locales y de esta manera reducir la dependencia inestable en la venta de tierras y tarifas acordes para satisfacer las necesidades presupuestarias.
Funcionarios chinos comenzaron a examinar las propuestas de Trump sobre sus promesas de modernizar el código tributario de EU y mantener los empleos de fabricación en casa al imponer fuertes aranceles a las importaciones de China. Hasta el momento, la única propuesta concreta en este frente proviene de los republicanos en el Congreso que instan a un "impuesto de ajuste fronterizo" que se aplicaría a las importaciones que ingresan a EU.
"El hecho es que con Trump o sin él nuestra tasa de impuestos es demasiado alta", dijo Sheng Hong, director del Instituto de Economía Unirule, un grupo independiente de expertos. En el informe de Unirule que se publicó a finales del año pasado sobre la "tasa impuestos mortal" de China se encontró que los impuestos chinos a las empresas llegan a ser tan altos como de 45.6 por ciento cuando se toman en cuenta las tarifas adicionales que imponen gobiernos locales, los pagos de seguridad y otras regalías.
China y EU no son los únicos países a los que les preocupa su competitividad tributaria. El Reino Unido presentó la idea de convertirse en un paraíso fiscal para mantener el atractivo de inversión después de que salga de la Unión Europea.
En mayo, Australia presentó sus planes para reducir los impuestos a las empresas de 30 a 25 por ciento durante la próxima década, en un intento para convertirse en un lugar más competitivo para la inversión extranjera. El partido laborista, de centro izquierda, criticó la política y es probable que la bloqueen en la cámara alta del Parlamento en las próximas semanas.
"En general, vemos que el Ministerio de Comercio y los gobiernos de las provincias tienen mucho interés por atraer inversión de las multinacionales", dijo Alan Beebe, presidente de la Cámara de Comercio Estadunidense en China. "Generalmente tratan de hacer que China sea más competitiva, no solo para las empresas extranjeras, sino también para las compañías chinas".
El primer ministro, Li Keqiang, planteó el tema durante una reunión del gabinete estatal a principios de este año. "Hay voces que dicen que los impuestos que se aplican a las empresas son demasiado altos", dijo Li, y reconoció la evaluación arbitraria en las tarifas que aplican los gobiernos locales.