El cambio estuvo en el aire en el reciente Simposio Espacial en Colorado Springs. Suspendidos en el techo, las exhibiciones mostraron modelos a escala de enormes satélites con un peso de varias toneladas de los fabricantes. Pero algunos artículos no requerían una reducción.
El cuerpo principal del SN-50 Nanosat en el stand de Sierra Nevada Corporation era sólo de 40cm x 40cm. La consultora Booz Allen Hamilton, mostró un satélite que contaba con dos antenas que salían de un cubo de 10 centímetros.
Estos pequeños satélites son testimonio de cómo la miniaturización que transformó los electrónicos de consumo en la última década empezó a darle una nueva forma al negocio de enviar satélites al espacio que alguna vez tuvo un costo prohibitivo. El campo se transformó especialmente por la invención en 1999 del CubeSat -cajas de 10 cm- que se pueden unir para hacer dispositivos más grandes, según sean se requiera.
La revolución de costo y trabajo, que redujo drásticamente el precio de algunas de las capacidades satelitales de decenas de millones de dólares a decenas de miles de dólares, alienta a las startups a lanzar un nicho de empresas basadas en satélites. Para los usuarios empresariales, hay compañías que se especializan en evaluar desde el espacio cómo están los tanques petroleros llenos en instalaciones de almacenamiento crítico y otros estiman qué tanta cosecha es segura que se produzca en algunas zonas agrícolas. Los consumidores se beneficiarán con los servicios que ofrecerán acceso a internet en áreas remotas, o de imágenes en vivo, o de servicios de mapas de calles.
En 2014 se lanzaron 191 satélites con un peso entre 1 kg y 100 kg, de acuerdo con el analista de la industria, Northern Sky Research. Esa cifra representa 95% de aumento frente a los 98 satélites que se lanzaron en 2013 y supera por mucho a los 22 que se lanzaron en 2011. Aunque Northern Sky espera que en este año haya una caída en la actividad -a 153- espera lanzamientos mucho más arriba de 200 para 2016.
Peter Beck, presidente ejecutivo de Rocket Lab, una compañía con sede en Nueva Zelanda que tiene como objetivo construir pequeños cohetes para atender al mercado, dice que los electrónicos, la energía, el equipo para localizar y ubicar objetos maduraron extraordinariamente.
“La óptica, el software, todo es lo suficientemente bueno que pueda ser comercial y de un tamaño pequeño”, dijo Beck.
Sin embargo, la transformación tiene ramificaciones más allá del nicho de las startups de alta tecnología. Parte del mercado establecido para satélites mucho más grandes -muchos de los cuales utilizan órbita geoestacionaria, a 36 mil km por encima de un punto fijo de la Tierra- puede empezar a utilizar grandes constelaciones de satélites más pequeños. Estas constelaciones más pequeñas a menudo circulan la órbita a cerca de 300 km por encima de la superficie de la Tierra, lo que significa que son más baratos y sencillos de lanzar.
“Ahora todo el mundo piensa en pequeño”, dice George Whitesides, presidente ejecutivo de Virgin Galactic, el operador espacial del magnate Richard Branson.
Virgin Galactic construye una plataforma de lanzamiento -conocida como Launcher One- para transportar una carga de 225 kg o menos a la órbita baja de la Tierra. “En los próximos dos, cinco, 10 años, verán una enorme cantidad de actividad en esta área”, dice Whiteside.
Northern Sky proyecta una caída en los lanzamientos este año, en parte debido a que muchos operadores lanzaron constelaciones de satélites en 2013 y 2014 y estos tienen un tiempo de vida entre 18 meses y dos años. Los reemplazos se lanzarán en 2016. “Cinco años es el ciclo de tecnología”, dice Beck. “Tienes que mantener el paso con todo lo que hay en el suelo”.
Los avances en computación terrestre y la capacidad de los satélites para comunicarse unos con otros ayudaron a mejorar la utilidad de los satélites pequeños. Las imágenes que reúnen un gran número de pequeños satélites pueden ofrecer una imagen de la Tierra casi tan buena como las fotografías que toma un solo gigante que circula en órbita.
Planet Labs, una startup estadounidense que busca realizar imágenes de la Tierra que completó una ronda de financiamiento de 118 millones de dólares (mdd), está en camino de lanzar más de 100 satélites pequeños para que tomen fotografías de la Tierra. OneWeb, parte de la británica Virgin Group, planea una constelación de casi 700 satélites de 130 kg de peso para ofrecer servicio de internet a las áreas desatendidas.
SpaceX de Elon Musk también planea lanzar más de 4 mil pequeños satélites para un proyecto similar, probablemente en colaboración con Google, que invirtió 100 mdd en SpaceX.
Sin embargo, aunque los satélites pequeños son un área de la industria con un rápido crecimiento, se ve poco probable que erradiquen inmediatamente a los otros tipos.
4.9 mdd Rocket Lab dice que cobrará para lanzar un satélite de hasta 100 kg de peso, hasta 500 km sobre la superficie de la Tierra.
El tamaño promedio de los mayores satélites geoestacionarios -que impulsa la creciente demanda de ancho de banda de comunicaciones- también aumenta, señala Beck. La Administración Federal de Aviación de EU pronostica que la demanda para el lanzamiento de los satélites más pesados -que pesan más de 5 mil 400 kg- permanecerá estable al menos hasta 2017, con un promedio de 9.7 lanzamientos al año.
Frank Culbertson, presidente de Space Systems Group of Orbital ATK, el grupo aeroespacial y militar, dice que su compañía continuará ofreciendo diferentes vehículos de lanzamiento que se adapten a los diferentes tipos de satélites. “Necesitas una mezcla de los diferentes tamaños para satisfacer las necesidades”, dice Culbertson.
¿Taxi al espacio? Comienza la cuenta regresiva
Hay pocas similitudes externas entre el cohete Electron de Rocket Lab, que debe realizar su prueba de vuelo a finales de este año, y un taxi con destino al espacio.
Sin embargo, según Peter Beck, presidente ejecutivo de Rocket Lab, el cohete Electron, de 20 metros de altura y un metro de diámetro, ofrecerá a los clientes toda la comodidad de un taxi para sus pequeños satélites a un costo de un boleto de autobús que compran actualmente.
Rocket Lab, que tiene su sede en Nueva Zelanda y hará los lanzamientos desde ese país, se encuentra entre las compañías que buscan ofrecer a los dueños de satélites pequeños una alternativa para su única ruta actual al espacio, lanzamientos compartidos. Los satélites que se lancen en un viaje compartido se empacarán como cargamento secundario. Planet Labs, un operador de satélites pequeños, perdió 26 satélites cuando un cohete que se dirigía a la estación espacial internacional explotó en el lanzamiento en octubre pasado.
Los operadores que trabajan en ese tipo de servicios insisten en que van a transformar las perspectivas de los operadores de satélites al colocar sus satélites con mayor precisión de lo que lo hacen los operadores de viaje compartido. También tendrán lanzamientos cuando los grupos de satélites pequeños estén listos, en lugar de esperar a que terminen los grandes satélites.
Rocket Lab dice que cobrará 4.9 mdd para lanzar un satélite de hasta 100 kg y a 500 km sobre la Tierra, una suma que Beck dice pagarían los operadores por un servicio de transporte compartido. Rocket Lab planea con el tiempo lanzar un cohete a la semana.
“Cuando intentas crear una empresa comercial y tienes que esperar a que la opción te lleve a cuestas, es realmente difícil construir un negocio en torno a este tipo de incertidumbre”, dice Beck.