En su primer día en la presidencia, Donald Trump firmó dos órdenes ejecutivas que allanaron el camino hacia el proteccionismo estadunidense, y en cuestión de una semana confirmó sus planes para construir un muro en la frontera con México. Las amenazas a los sistemas político y de comercio globales se convierten en una característica común de la política de EU, pero la incertidumbre que produce aún no se refleja en los pronósticos para la economía local.
Los especialistas se muestran muy optimistas sobre las perspectivas de crecimiento para 2017, ya que la economía se prepara para recibir un impulso por los enormes recortes de impuestos, que se estiman en 2.5 bdd en la próxima década. Se espera mayor crecimiento al corto plazo, pero a expensas de la salud de las finanzas públicas, con mayores probabilidades de una recesión cíclica.
Consensus Economics, que encuesta a importantes analistas financieros y económicos, revisó a la alza la expectativa de crecimiento en 2017 desde las elecciones presidenciales. El año pasado la economía de EU creció 1.6 por ciento, y se espera que se acelere este año a más de 2 por ciento.
Con el plan fiscal del presidente Trump muy cerca de las propuestas que presentaron los republicanos en la Cámara de Representante en julio, los economistas esperan que las medidas para la reducción de impuestos se aprueben este año. La propuesta incluye una reducción hasta de 20 puntos porcentuales en impuestos sobre la renta de las empresas, para llegar a 15 por ciento, lo que lleva a los economistas a revisar al alza el pronóstico de crecimiento en las utilidades corporativas en 2017 a 4.5 por ciento, en comparación con la mitad que pronosticaron hace unos meses.
Se espera que las escalas de impuestos sobre la renta para las personas se reduzcan a tres desde las siete actuales, y la tasa de interés más alta sea de 33 por ciento en lugar de 39.6 por ciento, lo que resultará en una reducción en la carga fiscal general y le dará un impulso al ingreso disponible. Con más dinero en los bolsillos, se espera que los consumidores aumenten el gasto este año.
La probabilidad de una fiebre de consumo se ve en la expectativa de que se venderán 200 mil coches más en EU este año, en comparación con el pronóstico que se hizo en octubre.
Una economía cerca del empleo pleno, junto con las expectativas de reducciones fiscales, contribuye a un saludable sector de consumo. La última lectura del índice de confianza del consumidor de EU de la Conference Board fue el más alto en 16 años.
Este panorama rosa puede sorprender cuando los titulares hablan de guerras comerciales y de divisas. Pero Paul Ashworth, jefe economista de Capital Economics, señala que la economía de EU depende en gran medida del sector servicios y de la demanda interna. Las exportaciones de bienes y servicios representan solo 12 por ciento del PIB de EU, en comparación con casi 50 de Alemania y 30 por ciento de Francia, lo que significa que cualquier cambio en las políticas comerciales tendrá un impacto menor.
EU también tienen una fuerte posición de negociación con sus principales socios comerciales, China y México, ya que maneja un importante déficit comercial con esos países, lo que limita el posible impacto de cualquier medida de represalia.
Sin embargo, los economistas ven un riesgo de inflación. Las políticas fiscales expansionistas, tal vez con el aumento de la inversión en infraestructura, corren el riesgo de sobrecalentar a una economía que ya está cerca del empleo pleno.
La inflación de los precios al consumidor en EU fue de 1.3 por ciento el año pasado, por debajo del objetivo de la Fed de 2 por ciento. Desde noviembre, las expectativas de inflación para 2017 de Consensus Economics aumentó a casi 2.5 por ciento, lo cual sería la tasa más alta en comparación con cualquier año desde 2011. Una inflación por encima del objetivo tal vez no sea un problema en el corto plazo, pero al final va a erosionar el ingreso disponible y las utilidades corporativas.
La reforma fiscal prevista —posiblemente junto con un mayor gasto público— llevará al deterioro de las finanzas públicas. La administración Trump argumentará que las reformas fiscales van a llevar a un mayor crecimiento y, por lo tanto, a un menor déficit, pero muy pocos analistas creen que las reformas fiscales se pagarán por sí mismas. Los economistas ahora pronostican que el déficit público para 2017 será 21 mil millones de dólares más grande de lo que esperaban en noviembre.
Una comparación obvia sería que los recortes fiscales que introdujo la administración Reagan a principios de los 80. Ashworth señala que éstas se pueden considerar más asequibles que las medidas propuestas. En 1980 la deuda pública era de la mitad de la proporción del PIB que ahora.
Si se espera que los pronósticos para este año los dominen enormes reformas fiscales, el panorama a largo plazo es mucho más complejo e incierto. Diferentes políticas de migración pueden aumentar la presión al mercado laboral, pues una de cada tres firmas pequeñas informa que tiene vacantes difíciles de ocupar, el mayor nivel desde 2000. Las tasas de interés más altas probablemente signifiquen un dólar más fuerte, lo que será un obstáculo para los esfuerzos de Trump de que las exportaciones estadunidenses sean más competitivas.
