Centroamericanos integrantes de la caravana migrante se concentraron ayer en la malla que divide México de EU en Playas de Tijuana, como preludio a la solicitud de asilo que harán al gobierno de ese país.
Apoyados del lado estadunidense por grupos civiles sobre todo de hondureños, elementos de la Patrulla Fronteriza vigilaban el escenario, y del lado mexicano policías federales, municipales, bomberos y paramédicos estaban prestos para su salvaguarda.
Grupos civiles pro migrantes repartieron agua y comida, en tanto que los centroamericanos argumentaban que vienen huyendo de la violencia que impera en sus países, y que en un franco desafío a las actuales leyes estadunidenses pretenden cruzar la frontera con visa humanitaria.
La activista y coordinadora de Ángeles sin Frontera, Lourdes Lizardi, refirió que se trata de una de las caravanas que más han llamado la atención, incluso al propio presidente estadunidense y a las autoridades de este país.
"En un principio salieron de Tapachula mil 700 migrantes, es una caravana que ha topado con muchos obstáculos, incluso se repartieron un promedio de 900 visas humanitarias, pero no las están haciendo válidas", expuso.
Aseguró que presionarán para ser atendidos en su petición de solicitar el documento que ampara su estadía en el país, "si no cumplen, van a hacer una huelga de hambre y ya anunciaron una manifestación en Hermosillo".
La activista pro migrante aseguró que la principal preocupación de los grupos civiles, activistas y los propios migrantes, son los alrededor de 200 niños que viajan con ellos y algunas de las mujeres.
Por el momento, informó, los migrantes recibirán la última asesoría por parte de los abogados migratorios que los han acompañado y de ahí, se trasladarán a la garita de El Chaparral.
"Ahora tienen mucho miedo sobre todo por esta separación de familias, van a entrar para solicitar el asilo político, y aunque albergan esperanzas de cruzar y mejorar, actualmente está muy difícil esta situación", expuso.
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