En medio de la repartición de abrazos y sonrisas entre las calles del barrio de Tepito, Salomón Chertorivski, aspirante del PRD a la candidatura por la Jefatura de Gobierno, buscó sin éxito la playera del Necaxa, aquel viejo equipo de futbol, con muy poca, pero leal, afición, al que le es fiel.
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En la calle de Tenochtitlán, corazón del Barrio Bravo, el precandidato se encontró de frente con un niño, de unos 10 años, que como una muestra de afecto le entregó un trapo blanco hecho bolita, a lo que Chertorivski reaccionó con duda y hasta con temor.
“¿Qué es esto?”, preguntó rápido y extendió la prenda entre sus dos manos; entonces, el escudo del Club América se dejó ver en la playera.
El precandidato, por impulso, dijo “¡No, gracias!” y de inmediato se la devolvió al niño, soltando una carcajada.
“¡Mejor la del Necaxa!”, reviró mientras aceleraba el paso entre los puestos ambulantes de zapatos usados, ropa de paca y playeras de futbol.
“¡Aquí está, mira!”, le señaló uno de los líderes de comerciantes que lo acompañaban, pero resultó una broma, pues se trataba de una playera de Las Chivas.
“¡Son rayadas las dos!”, agregó el señor entre risas.
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Entre broma y broma, en cada puesto de ropa deportiva, Chertorivski y sus acompañantes preguntaban por la playera del Necaxa, sin embargo, nunca la encontró, ya que “¡Eso no vende!”, le respondían jocosos.
Era más fácil encontrar la playera de los Cuervos Negros de Nuevo Toledo, equipo ficticio surgido de la pantalla de Netflix, que la del histórico Necaxa.
Pese a que no encontró su playera, el aspirante al gobierno de la capital sí descubrió la realidad del barrio, la piratería, la venta ilegal de alcohol y de artículos de dudosa procedencia, lo que ocasionó que sus fotógrafos se esforzaran más por intentar captar una imagen del precandidato.
“Andan muy creativos, ¿no?”, comentó entre risas Chertorivski, quien ya se había dado cuenta de que una de esas fotografías no le vendría bien, después de que había afirmado que lo ilegal debe combatirse con fuerza.
FLC