A un año de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural "Raúl Isidro Burgos", familiares, amigos, organizaciones no gubernamentales y público en general se manifiesta para exigir justicia.
Recuerda a Julio César Mondragón
Uno de los asistentes es Alfredo, de 40 años. Está en la manifestación porque no desea que se olvide la desaparición de los jóvenes, Tiene una máscara de luchador y una túnica negra; en el hombro porta un cráneo rojo. Dice que el cráneo representa al normalista Julio César Mondragón, uno de los estudiantes muertos.
Faltó a su trabajo por apoyar a los padres de los 43
Jesús Castillo tiene 48 años; salió de su casa en la colonia Tacubaya hacia la manifestación. Hoy no fue a trabajar porque "vine a mostrar mi apoyo y solidaridad a los padres de los 43 normalistas. Dice que es increíble que en México sigan matando estudiantes, mientras los narcotraficantes " se escapan de penales de máxima seguridad".
La estudiante de medicina que exige justicia
Georgina Vázquez, estudiante de medicina de la UNAM, vino porque vio a sus compañeros "muy animados por este movimiento". Aunque dice no conocerlo muy bien y no estar al tanto de toda la investigación llevada a cabo por la PGR, Gina cree que es una buena razón "para unir voces y exigir al gobierno justicia para este caso". La única consigna que Gina sabe es el pase de lista de los 43.
Desde Tláhuac apoyan a familiares de estudiantes desaparecidos
La señora Martha Acosta tiene 43 años, trabaja en la Central de Abasto y viene desde Tláhuac para apoyar a los padres de los estudiantes. La acompaña su hijo de 6 años. Ella sabe que la marcha puede ser riesgosa pero es más peligroso dejar a su hijo solo en casa.
Se manifiesta con sus mascotas
Gaby, de 34 años, acudió con su perra Kendi, que signifca "la más amada" porque su mascota también es México.
En zancos protesta por la desaparición de normalistas
Tomás se disfraza de un esqueleto con una máscara del presidente Enrique Peña Nieto para expresar su descontento. Trabaja en una institución cultural rural en el Estado de México, muy cerca de Amecameca. Amigos suyos vienen con él para ayudarlo a subir y bajar de los zancos.
Venden tamales en la manifestación
Nico no conoce el movimiento por Ayotzinapa, pero ella y su hijo Julián vinieron a la marcha a vender tamales. "En cosas así a todos les da hambre", Nico trajo más de 80 tamales para vender, pero dice que hoy no ha sido un buen día pues no ha logrado vender ni la mitad. "Ojalá les de hambre más adelante", dijo mientras pedaleaba su triciclo con la venta del día.
Banderas como forma de protesta
Edgar vende banderas de las universidades o banderas de Mexico pintadas de negro. Viende desde la colonia Oriental con cien banderas que vende a 20 pesos cada una. Tiene 15 años y acaba de entrar a la prepa. A él no se le hace justo que maten a los estudiantes y también protesta mientras vende sus banderas. Cuando acabe la prepa, él quisiera estudiar contaduría.
El biólogo que "mueve a México"
Gustavo, de 25 años, utiliza el lema de Enrique Peña Nieto: Mover a México, pero lo está moviendo a través de la matanza de indígenas y estudiantes. Él es estudiante de biología en la UNAM.
Chapingo marcha por Ayotzinapa
Estudiantes de la Universidad de Chapingo también participan en la manifestación a un año de la desaparición de los 43 normalistas.
Extranjeros marchan por caso Iguala
Carina es una argentina que lleva 15 años viviendo en Mexico, junto con ella vienen más extranjeros, pero no dice un número específico porque puede haber problemas cuando un extranjero participa en cuestiones políticas.
Espirituales en la manifestación
Oscar, de 43 años, es el líder de una organización espiritual que apoya la lucha de los padres de los 43 normalistas desaparecidos. De tanto en tanto hace sonar un caracol y su compañera levanta el estandarte de la virgen de Guadalupe. "El caracol es sonido de dignidad y la virgen de Guadalupe de dignificacion". Dice que han acudido a todas las marchas de los normalistas porque la lucha también es espiritual.
Apoyan en el Zócalo
Atentos a sus celulares, Violeta y su esposo Juan esperan en un café de la calle Madero la llegada del contingente de padres de los normalistas desaparecidos. Vienen desde el sur de la ciudad, no participaron en la marcha por cuidar su salud, pero apoyan el movimiento de Ayotzinapa. Llegaron al centro desde las 13 horas, han esperado desde hace mucho poder acudir a una movilización.
Primera vez en una manifestación
A Alicia y su hija Iliana no les importa mojarse con tal de apoyar el movimiento de los padres de Ayotzinapa. Es la primera vez que participan en un mitin de cualquier tipo.