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Pérez Prado, el Rey del mambo, cumpliría cien años

“Como Pérez Prado no he visto otro en cuanto a su actitud hacia la música: se la pasaba escribiendo, creando”, dice Mario Cárdenas, saxofonista de su orquesta.


Alejo Carpentier afirmó en una entrevista que el “Mambo número 5”, de Pérez Prado, “es una página extraordinaria en el dominio de la música popular contemporánea mundial. El mambo trajo a la música cubana un factor percusivo, no llevado en los instrumentos de percusión sino a instrumentos de metal principalmente”.

Hoy se cumplen cien años del nacimiento de Dámaso Pérez Prado y, en algún lugar del mundo, en este momento se escucha, se baila y se goza alguno de los muchos éxitos del cubano que no inventó el mambo, pero lo llevó a otra dimensión y lo mandó a la estratosfera.

“Mambo número 8”, “La niña popoff”, “El ruletero”, “Cerezo rosa”, “Qué le pasa a Lupita”, “Mambo en sax”, “Qué rico mambo” y “Patricia” —que Fellini inmortalizara en su película La dolce vita— son sólo algunas de las piezas del maestro que se siguen escuchando.

Si alguien conoció al Carefoca fue Mario Cárdenas. No solo fue saxofonista de su orquesta en México durante 22 años, hasta su muerte, sino que mantiene vivo su legado como director de Los Reyes del Mambo. [OBJECT]

Cárdenas recuerda emocionado cuando era un adolescente que tocaba la batería y tuvo la oportunidad de ver a Pérez Prado por primera vez en Xalapa en 1952. Ese día pasó frente a la catedral y vio un cartel donde el párroco advertía: “Prohibido escuchar el mambo y, mucho menos, bailarlo. La persona que lo esté bailando será excomulgada”. La prohibición incitó más la curiosidad del joven, aunque al llegar al lugar donde iba a tocar le dijeron: “¡No, chiquillo, no puede entrar! ¡Váyase de aquí!”. Pero se las arregló para pasar por debajo de las piernas de la multitud y entonces su vida cambió.

Cárdenas cuenta: “Fue algo increíble. ¿Quién se iba a imaginar, mucho menos yo, que un día iba a trabajar con él? Viajé con él a Japón, Tailandia, Filipinas, Centro y Sudamérica, Marruecos, España, Estados Unidos… Yo había tocado con las orquestas de Luis Alcaraz, Mariano Mercerón, Pablo Beltrán Ruiz, Juan García Esquivel... Trabajando con Mercerón, un delegado del Sindicato Único de Trabajadores de la Música (SUTM) me ofreció trabajar con Pérez Prado y estuve con él de 1967 a 1989, cuando murió. Falleció, exactamente, a las cuatro y media del 14 de septiembre de 1989, y se sepultó el día 15 en el Panteón de Dolores”.

—¿Cómo era Pérez Prado?

Tenía su estilo, no le hablaba a cualquiera. Aunque estuvieras en su orquesta, no te hablaba. Para eso había un delegado, a quien le decía: “Cámbiame a este músico, tráeme otro”, pero no hablaba con los músicos. Supongo que estaba muy involucrado en lo suyo porque siempre estaba escribiendo en su piano. A pesar de que anduve con todos estos grandes directores de orquesta, nunca he conocido a nadie como él. Como Pérez Prado no he visto otro, en cuanto a su actitud hacia la música, en cuanto a su estilo. Se la pasaba escribiendo, creando cosas. La prueba es que hizo varios ritmos, como la chunga, el dengue, el suby, el pau pau, la culeta, el mabo-twist y el rockmambo. Lo que hizo el maestro es único, escribió mucho y todas sus piezas fueron éxitos.

—¿Era generoso con los músicos?

Era muy correcto: sabía dar su sueldo de acuerdo al mérito que correspondía a cada músico. A los solistas nos pagaba medio sueldo más. Cuando estabas tocando te agarraba de la camisa y te decía: pasa adelante. Podía elegir a cualquiera, pero él sabía quién podía hacer un solo y quién no. No enseñaba nada a los solistas, porque el solista debe saber lo que tiene que hacer. Eso no llega uno a aprenderlo en el escenario, uno nace solista.

—¿Quién se quedó con sus cosas personales?

Una vez alguien me dijo: “Oiga, allá por Tepito están vendiendo las cosas del maestro”. Fui a verlas y efectivamente ahí estaba toda su ropa, los timbales, todas sus cosas. Yo creo que las había vendido su viuda, aunque no sé realmente si estaban casados.

¿Cómo nació la orquesta Los Reyes del Mambo?

Antes de que muriera Pérez Prado, yo grabé un disco con la orquesta pero sin el maestro. El último año nos presentábamos en el Teatro Blanquita, pero él ya estaba muy enfermo de diabetes, así que en las últimas tres o cuatro canciones ya se notaba muy cansado. Yo quería que su música siguiera sonando cuando ya no estuviera entre nosotros. Por consejo de Venus Reyes, entonces secretario del SUTM, registré el nombre de Los Reyes del Mambo, para llevar el estandarte del rey del mambo, porque él es el rey. La intención de la orquesta es llevar el sonido de Pérez Prado a las nuevas generaciones.



ASS

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Xavier Quirarte
  • Xavier Quirarte
  • xavierquirartenuevo@gmail.com
  • Es autor de Ensayos de jazz y literatura (Editorial Doble A), es coautor de Por amor al sax y John Coltrane. Periodista especializado en jazz, rock y música contemporánea, sus textos han aparecido en los periódicos El Nacional, La Crónica y Milenio, y en revistas como Casa del Tiempo, Rock y Pop, Sólo Jazz & Blues, Círculo Mixup, La Mosca en la Pared, Cine Premier, Dos Filos, Sacbé y otras
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