La escritora británica Nell Leyshon se dedicó 10 años a impartir un taller de escritura creativa a personas marginadas de la sociedad, “parias con vidas muy duras”, que en vez de causarle temor le provocaron fascinación: “En ellos encontré a personas increíbles: algunos habían hecho cosas malísimas, otros tenían una mente extrema, y eso es un regalo para un escritor porque cuando estamos con una persona siempre tratamos de saber lo que piensa y lo que hará, pero ellos significaban un reto mayor”.
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“Siempre me han gustado las personas difíciles, y descubrí que ellos tenían una inteligencia increíble a pesar de no tener educación como tal. Cuando hablábamos sobre la escritura cada uno poseía su propia voz para discutir los temas: tenían una mente muy singular, no les importaba lo que los demás pensaran porque simplemente decían lo que pensaban sin problemas, y para mí eso era realmente emocionante e inspirador”, detalla a MILENIO la autora.
Entre ellos destacaba Gary, un carterista que le inspiró el personaje principal de El show de Gary (Sexto Piso, 2016), su más reciente novela, la cual narra la vida de un joven delincuente proveniente de una familia rota, que tras ir escalando los peldaños del mundo criminal londinense hasta llegar a la cima, toca fondo y logra redimirse como ser humano.
“Un día un hombre, Gary, llegó al taller”, cuenta Leyshon, “y en el momento en que lo vi pasar por la puerta, su lenguaje corporal me dijo inmediatamente que era alguien extraordinario. No podía sentarse a la mesa de frente sino de lado, enojado, no seguía las convenciones sociales… Era sorprendente. Y cuando los demás leían sus trabajos, él les decía: ‘¡Detente! Eso está mal’. Yo le preguntaba por qué, y decía ‘no están siendo auténticos’. Un día le dije: ‘¿Cómo te sentirías si escribiera una novela inspirada en ti, no tu historia, pero sobre ti?’. Él dijo simplemente: ‘Sí’, sin emocionarse ni nada”.
“El Gary original”, continúa, “es un hombre increíble, es un excelente padre y posee mucha sabiduría. Es muy buen amigo mío, y cuando leyó el libro me dijo: ‘He leído el libro… mmm… No está mal’, e inmediatamente cambió el tema de conversación, no podía hablar de la novela; y cuando le mostré la portada de la versión en español no podía verla: estábamos en mi casa, la imagen estaba en mi laptop, le dije ‘Gary, mira, es maravillosa’, nada más la vio de reojo pero en ese milisegundo vio todo. Pero sí, creo que le gustó."
La escritora asegura que era importante para ella examinar en el libro la vida Gary desde su infancia porque “es necesario saber las cosas por las que había pasado durante su juventud hasta formarse en el crimen y llegar a su redención, porque si tú quieres examinar a un personaje de una manera auténtica tienes que poner todo lo que ha vivido, pues el mundo es como una jaula y todo aquello que te sucede a final de cuentas es lo que te va formando como persona”.
“Por ello la novela tiene su voz propia, no hay un narrador, no hay nada entre Gary y tú, yo no estoy en el libro, y por ello creo que es diferente: en las películas hay una cámara, un punto de vista, aquí es más puro, además existe una intimidad entre la voz de Gary y el lector. Escribo muchos radio dramas, y estos no ocurren en el radio sino en tu cabeza, y El show de Gary sucede en tu mente al igual que ellos, porque cuando escribes para el radio tienes que ser directo no hay ningún espacio para hablar con floritudes, se tiene que ser directo”, concluye.
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