Sacado de España por el estallido de la Guerra Civil y oculto de las miradas durante medio siglo en el barrio de Coyoacán, Estudio de San Andrés, de El Greco, se presentó hoy en México tras pasar un detallado proceso de exámenes que permitió corroborar su autoría.
Sin que ningún experto en la obra de El Greco avale su autenticidad, se presentaron estudios y análisis químicos realizados por especialistas mexicanos que hablan de que la obra fue pintada en el siglo XVI, según la técnica pictórica, la paleta empleada, los pigmentos, la tela y la madera.
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El óleo, con dimensiones de 136.5 cm por 89.7 centímetros, se enmarca en la etapa de madurez de Doménikos Theotokópoulos (1541-1614) y en la actualidad pertenece a la asociación cultural Los Contemporáneos.
[OBJECT]En Madrid, Nueva York y París existen otros tres estudios similares, todas con diferentes versiones del apóstol San Andrés sosteniendo la cruz aspada en la que murió. Sin embargo, éste tiene un rasgo particular que permitió a los expertos identificar el óleo: un pequeño pliegue que recorre la tela de manera horizontal.
Este desperfecto fue uno de los aspectos con el que se pudo saber que el Estudio de San Andrés es el mismo que aparece registrado en el catálogo Dominico Greco, de José Camón Aznar, de 1950, explicó el académico Alejandro González.
La historia de cómo se logró rastrear las idas y venidas del cuadro es casi detectivesca, bromeó el historiador e investigador de la UNAM. En el bastidor del óleo está escrita en lápiz la dirección de una mujer llamada señorita de la Riva, quien vivió en una calle céntrica de Madrid y debió ser el enlace con Diego Cánovas, entre cuya colección estaba incluida la obra, de acuerdo con el catálogo.
Otra etiqueta revela que el óleo pasó una temporada, tras salir de España, en un almacén de Nueva York conocido por proporcionar unas excelentes condiciones para la conservación de obras de arte.
En la década de los años 60, quedó en poder de la familia Escalante Fouque, que resguardó la obra en Coyoacán, hasta que en 2010 ésta cedió los derechos y la propiedad al anticuario Jorge Urbina, que cuatro años después pasó los derechos a Los Contemporáneos.
El óleo no está firmado pero esto no es determinante, indicó González. Y es que en varios retratos de El Greco, incluso algunos a los que tenía especial cariño, como el de su hijo Jorge, no aparece su nombre, recordó el académico.