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La filatelia, un pasatiempo de alto nivel

Esto como cualquier hobby: enseña cultura, países, mapas y artistas, explica Víctor Antonio Sienra Alba, presidente de la federación mexicana sobre el tema.

La filatelia permite conocer la historia, las costumbres, las tradiciones y la cultura de un país determinado. Por eso la gente se vuelve tan adicta a coleccionar timbres postales, dice Víctor Antonio Sienra Alba, presidente de la Federación Mexicana de Filatelia.

Víctor comenzó a coleccionar estampillas postales cuando tenía seis años. Recibía cartas de sus padres: “Yo vivía en España. Tenía cosas de arqueología y otras cuestiones. Añoraba México. Empecé a guardar las cartas completas con los timbres”.

Con el tiempo se dio cuenta de que uno de sus tíos era coleccionista de timbres y le empezó a regalar estampillas postales de España. Al regresar a México, a los 14 o 15 años, decidió coleccionar timbres postales del país: “Es fácil ir un domingo a chacharear a La Lagunilla para ver si encuentras cartas. Desde que empecé a hacerlo, todos los domingos después de comer le dedico varias horas al tema; sin embargo, diariamente pienso en ello. Mi mujer odia el coleccionismo porque nos ha robado mucho tiempo familiar y dinero”.

Entre las colecciones más raras que ha visto se encuentra la de la Reina de Gran Bretaña: “Este es un pasatiempo de muy alto nivel. El Rey de Mónaco tiene una colección, el Rey de España tiene otra de timbres postales de la Nueva España. He visto estampillas que valen tres millones de dólares. En una exhibición internacional en Indonesia vi una carta radiactiva de la época de la bomba atómica que explotó en Hiroshima, la cual pertenece a un banco japonés y solo se puede ver por 15 segundos”, comenta.

La mejor colección de México se encuentra en Alemania: “La tiene un hombre que es dueño de unos laboratorios suizos, y durante los últimos 50 años ha invertido mucho dinero en su afición. El día que se muera saldrán al mercado cinco o seis millones de dólares o más. Esperemos que lleve su colección a Nueva York en dos años, cuando se celebre la próxima Exposición Internacional”, explica.

La filatelia es como cualquier pasatiempo: enseña cultura, países, mapas, geografías, personajes, artistas, políticos, banderas, flores, hongos: “Reto a cualquier persona a que encuentre un tema nuevo, porque existen todos. Por ejemplo, conozco una colección que es de manos y ha ganado premios internacionales”, destaca el coleccionista.

La Federación Mexicana de Filatelia está integrada por 33 clubes de la República Mexicana, no necesariamente uno por estado. Hay entidades que tienen cuatro o cinco clubes, y hay otros que no; están integrados por unas tres o cuatro mil personas que juntan estampillas, menciona.

En Estados Unidos se encuentra el Mexican Filatelia Sociality, el cual tiene más socios que en México: “Ellos tienen gente en Suiza, Alemania y Estados Unidos, alrededor de siete mil personas”, aclara Sienra Alba.

En la filatelia la gente puede coleccionar los timbres postales que más le interesen: “Este tipo de coleccionismo hace que te vuelvas meticuloso para las cosas, ordenado; que te conviertas en una persona que clasifiques las cosas por épocas, colores, tamaños de timbre”, indica.

“Hay diferentes formas de coleccionar: gente que solo quiere estampillas, hay quienes solo buscan sellos y cartas, personas que prefieren las tarjetas postales; hay quien solo se concentra en un país. Yo colecciono México exclusivamente. Hay quienes tienen una afición por resguardar temas muy raros: ranas, sirenios, escudos nacionales, manos, bigotes”, comenta.

Antigüedad y rareza

Víctor Antonio Sienra Alba recibe a MILENIO en las oficinas de la Federación Mexicana de Filatelia en la Ciudad de México. Ahí recuerda que los primeros timbres postales de México fueron de 1856: “Son de color azul. Tienen el rostro de Miguel Hidalgo. Valen 40 dólares. Si vienen integrados a una carta pueden costar entre 90 y 100 dólares, y hay cartas que tienen cuatro o cinco estampillas y su valor se incrementa a tres mil dólares”.

Según el coleccionista, México enriquece a la filatelia de diferentes formas: “Este país es grande. El centro administrativo siempre ha sido el Distrito Federal. Desde aquí se mandan timbres postales a todas las capitales del país. Pero entre 1850 y 1860 había gente que asaltaba las diligencias y se robaba los sellos para revenderlos, por lo que el gobierno decidió que no todos los timbres tenían valor. Para tenerlo había que colocarles un cancelador con el nombre de la ciudad. De esa forma, uno se puede encontrar estampillas con el nombre de diferentes demarcaciones del país”.

Para los coleccionistas, el valor de las estampillas se encuentra relacionado con dos cosas: la antigüedad y la rareza. Se pueden encontrar en el mercado timbres antiguos con un valor de 150 dólares, y estampillas de la época de Maximiliano de Habsburgo que valen cinco dólares, puntualiza.

No se sabe quién tiene la mayor colección de filatelia en el mundo: “Te puedo enseñar colecciones de medio millón de estampillas con un valor de cien mil pesos y otras de 20 cartas, pero con un valor de 240 mil dólares. Esto es una droga. Hay gente que escribe al respecto, que hace libros. Es una forma de ser”.

Competencias internacionales

Anualmente la Federación Mexicana de Filatelia escoge diferentes colecciones nacionales para llevarlas a distintas exposiciones en el mundo. Por ejemplo, en la Exposición Internacional son presentados entre cinco mil y seis mil marcos. En cada uno de estos caben 16 hojas por ambos lados, que es donde se aprecian los timbres postales de cada colección. Una Mundial tiene dos mil y una mexicana tiene cien o 200 marcos.

Cada exposición tiene un grupo de jueces que deciden cómo premiar una colección, lo cual depende de la rareza de las piezas. México suele ganar medallas de oro en cada exhibición: “En las últimas tres presentaciones México ganó medalla de oro”.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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