"Sólo hubo un objetivo, pues sólo había para pagar un viaje de ida y vuelta y esperar ser aceptado", señaló José Luis Marrero, quien a sus 21 años, luce sonriente.
[OBJECT]Anoche encendió su computadora y encontró su nombre en la lista de aspirantes aceptados por la Facultad de Música (FaM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“El simple hecho de ir a la UNAM y ver el nivel de compañeros que están tocando como que espanta y te impresiona un poquito, el ver la calidad te da miedo, bueno, aparte vi a los que presentaron examen también de mi instrumento y la incertidumbre sobre si vas a aprobar o no”.
“Siempre me gustó la música y entré a un curso de verano en el CEM y me quedé con instrumentos populares cuando empecé con la batería y el bajo eléctrico, entonces yo quería tocar cello pero un maestro analizando el estilo me dijo “O tocas contrabajo, o tocas contrabajo”.
José Luis Marrero aceptó así el instrumento más grande de la familia de cuerdas a pesar de no estar convencido. Incluso le había pedido a su mamá que le comprara un cello y le informó que el instrumento costaba 5 mil pesos.
“Ella se espantó, pero luego me dicen que el contrabajo cuesta 17 mil y ella aceptó. No sé, fue muy raro y pues de aquí al real me gustó mucho el instrumento. La UNAM fue mi primera opción luego de graduarme como técnico en el CEM”.
Esta decisión obedeció a aspectos técnicos y económicos. Se interesó por la UNAM porque su instrumento se toca con arco francés y con arco alemán, la segunda técnica se utiliza mucho en Europa y en México sólo se logra escuchar en la Ciudad de México y Xalapa.
“Siempre he tenido el apoyo de mis papás y pero uno tiene que trabajar y como a los doce o trece años trabajé en un taller de herrería y también trabajé en una gasolinera bastante tiempo".
"En estos años que he estado con la música he tocado en bares rock pop o en eventos que salen y te buscan como músico, que se necesita cubrir una serenata u otro evento o que se necesita cantar una misa, ahí es donde entro yo, o dando clases”.
[OBJECT]El segundo motivo por el cual sólo presentó examen en la UNAM y lo dice sincero, es que no cuenta con solvencia económica como para acudir a tres universidades, porque ello implica el gasto de seis autobuses o seis aviones y eso es demasiado.
“Tengo que estar a partir del 24 de julio y ya me quedo. Del 24 al 28 es una semana de plática en la UNAM donde me tienen que dar unos sellos. Tengo una semana libre y luego entro a clases”, dijo este chico que antes de entrar al Centro de Estudios Musicales se inscribió a una carrera técnica con especialidad en Química.
rcm