El Centro de Investigación y Formación Interdisciplinaria para la Protección de Menores, que dependerá de la Universidad Pontificia de México (UPM), coloca a la Iglesia católica mexicana como pionera en atender temas como el abuso sexual, afirmó Mario Ángel Flores, rector de dicho centro de estudios, ya que será el segundo a escala mundial, después del que se encuentra en la Universidad Gregoriana de Roma.
Este es el primer esfuerzo que realiza la Iglesia en México, en el que se conjuntarán diversas disciplinas para proteger a los menores en inmuebles católicos y evitar los abusos sexuales, después de que en 2010 se diera a conocer por la Congregación de la Doctrina de la Fe (CDF) la guía para entender los procedimientos adoptados en los casos de supuestos abusos sexuales.
En entrevista con MILENIO, el sacerdote Mario Ángel Flores, quien también es uno de los formadores de este centro, afirmó que “si bien en México la problemática no es fuerte, no podemos quedarnos con las manos cruzadas, tenemos que estar atentos para que esto no se convierta en un problema”
Consejo por diócesis
El centro apoyará a las diócesis para que cada una tenga un consejo de apoyo para los obispos y superiores de congregaciones religiosas, a fin de tener una intervención inmediata y eficiente cuando se presenten casos de pederastia, pero sobre todo, para que puedan tomar medidas preventivas y se eviten “consecuencias nefastas para las víctimas, para toda la sociedad y para la propia Iglesia” señaló el semanario Desde la Fe.
El rector de la UPM acotó que ese centro no se creó para atender casos o problemas concretos; sin embargo, aplicará el programa de la Universidad Gregoriana de Roma, pionera en establecer estudios académicos sobre los casos de religiosos que abusan de menores.
Los responsables en cada diócesis, dijo, deberán ser personas que el obispo proponga, ya sea algún presbítero o “alguien dedicado a ese ambiente, podrán ser sicólogos”.
El primer diplomado que imparta será del 3 al 28 de julio y el siguiente en octubre. Quienes lo van a tomar deben ser presentados por los obispos, pero la UPM realizará una evaluación de ellos y se reserva el derecho de aceptarlos.
Los religiosos capacitados en el centro, destacó Flores, no atenderán a los victimarios, porque “ese es otro tratamiento” y la iglesia ya estableció como se debe actuar “si alguien (sacerdote) ha incurrido en ese problema. Mientras se investiga y están los procesos civiles y eclesiásticos deja el ejercicio y, si es responsable, deja el ministerio”.
Crean protocolos
La creación del Centro, explicó Flores, se llevó a cabo porque “la Iglesia debe tener una preparación más definida y más especializada, sobre todo, contar con programas protocolos y prevención”.
Esos protocolos los elaborara la UPM y en ellos se establecerán políticas y determinaciones previas para evitar que se repitan casos de abuso sexual contra menores de edad. Además, tendrán dos líneas fundamentales en psicología-terapéutica y teología-espiritual.
El director del Centro de Investigación y Formación Interdisciplinar para la Protección de Menores será Guadalupe Daniel Portillo Trevizo, quien es profesor de la UPM y cuenta con estudios de psicología; también participarán Mario Medina, especialista en derecho canónigo, y Alberto Anguiano, con especialidad en teología.
El proyecto de creación del Centro se presentó a los obispos en la Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano en noviembre de 2016 y fue respaldado por el cardenal Sean O’Malley, el arzobispo Charles Scicluna, quien fue promotor de justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y el jesuita Hanz Zollne, responsable de la investigación contra Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo.
Reacción del SNAP
Joaquín Aguilar, director en México de la Red de Sobrevivientes de Abusos de Sacerdotes (SNAP, por su sigla en inglés), indicó que es bienvenida la creación del centro; no obstante, señaló que en este caso es mejor ser “como santo Tomás, hasta no ver, no creer”.
El representante de SNAP agregó que, desde su punto de vista, la jerarquía católica desobedece al papa Francisco, quien “dio la indicación de que el obispo que encubra un delito de pederastia debe renunciar, y yo no veo que renuncien”.