Un grupo multidisciplinario del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), del IPN, mejoró el prototipo de su vehículo que se desplaza con energía eléctrica generada con hidrógeno.
El Naya 2, que significa limpio en zapoteco, es un auto que puede alcanzar 35 kilómetros por hora, pesa 180 kilos, trabaja de forma continua hasta por 90 minutos y es fácil de manejar.
Andrés Rodríguez Castellanos, auxiliar de investigación del Departamento de Química, detalló que el vehículo tiene una potencia de 2.5 caballos de fuerza, un chasis de aluminio y una carrocería de fibra de vidrio para que sea ligero y pueda moverse.
Este vehículo eléctrico híbrido consta de un tanque de hidrógeno de 800 litros, un sistema de bombas y válvulas, una celda de combustible y un banco de baterías, añadió.
Omar Solorza Feria, investigador del Departamento de Química y líder del proyecto, explicó que el auto funciona cuando el tanque con hidrógeno alimenta las celdas de combustible donde reacciona el gas con el oxígeno del aire.
Esta reacción produce energía eléctrica, la cual se almacena en el banco de baterías, que a su vez alimenta los dos motores instalados en las llantas traseras del vehículo.
Agregó que la reacción produce como residuo agua, que ayuda a la operación de la celda de combustible y otra parte se recolecta o sale en lo que sería el tubo de escape.
El proyecto, que inició en 2007 con una tesis doctoral y que obtuvo el Premio Nacional de la Juventud, pasó por diversas etapas, relató el investigador, quien afirmó que el Naya 2 puede ser una solución para la contaminación en el Distrito Federal.
El auto puede reemplazar al gran número de mototaxis que hay en la capital del país, sobre todo el Centro Histórico, cuyas emisiones contaminantes contribuyen a la mala calidad del aire.
Solorza Feria indicó que este prototipo tiene dos patentes nacionales y un diseño industrial, no obstante se trabaja en mejoras para hacer una unidad más robusta, la idea es hacer este carro de tres plazas, con una autonomía de tres o cuatro horas.
La nueva etapa de la investigación iniciará en septiembre y concluirá en tres años; el costo del prototipo es de 350 mil pesos, pero bajaría si se hiciera masivamente, aunque su producción depende de encontrar inversionistas , dijo Solorza Feria.
Añadió que aunque esta tecnología ya está en el mercado requiere de hidrógeno de alta pureza y de estaciones de servicio donde se recargue para que pueda funcionar, por lo que el apoyo de los gobiernos para impulsarla es fundamental para fabricar transportes limpios.
Solorza Feria reconoció la labor del equipo de investigación multidisciplinario que reúne a ingenieros mecánicos, en electrónica y químicos ya que hicieron todo el diseño, la construcción, el acoplamiento y la electrónica de potencia.
Además agradeció al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y en sus inicios del Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal por el financiamiento otorgado, así como al Cinvestav por las facilidades para la elaboración del proyecto.