Literatura lésbica en la Feria de Minería

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EL SEXÓDROMO

Verónica Maza Bustamante

elsexodromo@hotmail.com

@draverotika

FB: La Doctora Verótika

Desde el día de ayer y hasta el domingo 4 de marzo se llevará a cabo, en el marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, el ciclo Escritoras Latinoamericanas en Minería, el cual organiza la escritora Odette Alonso desde hace 12 años y, en esta ocasión, se enfoca “en el arcoíris”.

El día de hoy se llevará a cabo, a las 14 horas, “Lectura de narrativa: cuentos del goce lésbico”, con Reyna Barrera, Artemisa Téllez y Mildred Pérez de la Torre. Una semana después, a las 17 horas, le tocará a la poesía con “Amores de mujer”, a cargo de Karen Villeda, Yolanda Segura, Verónica G. Arredondo, Mariel Damián y Sandrah Mendoza. Por último, el domingo 4 de marzo, a las 13 horas, Beatriz Meyer y yo presentaremos el libro de cuentos de la propia Odette Alonso: Con la boca abierta y otros cuentos.

La autora, cubana radicada en México desde hace 25 años, tiene en su haber casi dos docenas de libros de cuento, poesía y novela, además de un montón de premios. Su pluma fluye al igual que su simpatía, aunque lo que la distingue es su actitud provocadora (“porque esa ha sido mi vocación”, señala).

Aquí, una charla con ella y la invitación para que nos acompañen a la presentación de Con la boca abierta y otros cuentos.

Más allá de las autoras y sus protagonistas, apasionadas por otras mujeres, ¿hay otras constantes o reglas de la literatura lésbica?

La mejor literatura es la que no responde a reglas preestablecidas y creo que ése es uno de los valores fundamentales de mucha de la literatura de tema lesboerótico o lesboafectivo contemporánea: estar explorando caminos poco vistos con anterioridad. Y el hecho de que te hable de visión no es gratuito, porque justamente hace eso: ver y poner ante la vista. Eso, de por sí, ya es gran cosa.

¿Son más atrevidas las mujeres al escribir literatura erótica?

Siempre. Porque en una sociedad como la nuestra, conservadora y prejuiciosa, los temas de la sexualidad han sido, y en muchas ocasiones siguen siendo, un tanto escabrosos. Tanto para quien se enfrenta a ellos desde la creación como para quienes lo hacen con la lectura. Atreverse a narrar el erotismo es, entonces, una decisión arriesgada. Y si es erotismo lésbico, doblemente.

¿Ayuda al movimiento LGBTTTIQA el que exista este tipo de novelas, cuentos e investigaciones?

Todo lo que visibilice, ayuda, porque contrario a la frase clásica, lo que no se nombra sí existe pero en lo oscuro, y lo que es ocultado, suele ser incomprendido, no aceptado, irrespetado. Y, por lo tanto, atacado atávicamente, discriminado, marginado. La literatura, y el arte en general, son puentes para lograr conciliaciones sociales.

¿Por ende encierra un activismo?

Totalmente, aun cuando algunas autoras no lo reconozcan. El hecho de crear personajes y conflictos de esa naturaleza es, digámoslo así, una forma de lucha por derechos y reivindicaciones en el plano público, social y legal.

¿Qué es lo más cachondo de la literatura lésbica?

Lo más cachondo es lo cachondo. Tanto escribirlo como leerlo. Pero lo más divertido es que la gente suele pensar que todo lo que escribes lo has vivido, así que acabas revestida con una leyenda tal, que ni Helena de Troya y el Tenorio en el mismo frasco.

Odette, ¿qué disfrutas más, escribir poesía, cuento o novela?

Disfruto mucho los tres géneros, cada uno con sus características propias. Yo disfruto escribir. He oído decir que hay quienes sufren ante la mítica hoja en blanco pero ésa no ha sido mi experiencia: la página en blanco es siempre el inicio de una aventura.

Tus cuentos en "Con la boca abierta" presentan, de varias maneras, las posibilidades de vivencias exteriores e interiores de las lesbianas. ¿Eso las hace más visibles?

Al menos eso pretendo, que sea más visible para quien lo lea, independientemente de su sexualidad personal. Que encuentren en esas mujeres, en sus dramas y en sus alegrías, atisbos de sus propias vidas. En la medida en que hallamos compatibilidades en los otros, se producen las cercanías, las complicidades, las comuniones. Eso es, en definitiva, lo importante.

Escribir sobre situaciones románticas y eróticas, sin vergüenza... ¿eso te divierte, te excita, te hace recordar, te parece un reto?

En primer lugar, me divierte, especialmente porque sé que es una provocación y ser provocadora ha sido mi vocación. En ocasiones también sé, por ejemplo, que hay pasajes que nunca leeré en público, por pudor, y a veces me inquieta qué pensarán mi mamá o mis jefes cuando me lean. Pero el que escribe ficción, en el momento de escribir, no debe prestar demasiada atención a sus posibles lectores, porque eso podría ser un autosabotaje. Hay que escribir sin prejuicios.

El sentido del humor se une con el drama. ¿Cómo trabajas esta dualidad sin que te gane un lado o el otro?

Creo que esa dualidad vive en mí, es consustancial, y eso me facilita llevarla a la literatura con más fluidez y naturalidad. Para mí el humor es fundamental porque, como bien dicen, las más grandes verdades se dicen en tono de broma. Las pinceladas humorísticas, además, matizan la prosa y creo que facilitan el acercamiento de los lectores y la mejor “digestión” de las historias.

También hay crudeza en tu libro de cuentos, esas realidades que llevan a los seres humanos a extremos no sanos ni seguros ni consensuados. ¿Qué tal la experiencia al entrar en esos mundos?

Son asuntos más difíciles, sin duda. Cuentos como “Un puñado de cenizas” o “Santa Fe” son tremendos. Escribirlos implicó un desgarramiento personal y si bien toda la literatura implica algo parecido, hay temas más duros de tratar. Son el reto que decías. Pero al mismo tiempo, desde el trabajo literario, de denuncia o de comunicación, pueden tener resultados altamente satisfactorios.

¿Por qué razones decidieron hacer el ciclo Escritoras Latinoamericanas en Minería teniendo como punto fuerte la literatura homosexual femenina?

Escritoras Latinoamericanas en Minería es un ciclo de actividades que venimos organizando en el marco de la Feria desde hace 12 años. Han participado hasta ahora cien escritoras de 15 países. Hemos tratado una gran variedad de temas: historia, tradiciones, migración, creación y cotidianidad, literatura de mujeres, promoción y comercialización, educación y enseñanza. Este año el matiz es arcoíris.

¿Qué opinas de las escritoras latinoamericanas actuales?

Si alguna literatura está despuntando con fuerza en el momento actual, en todo el mundo, es la hecha por mujeres. Es una ola que poco a poco se volvió tsunami y que lo inunda todo. Da gusto verlo. Da gusto tener tanto que leer y que aprender.

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